Textos de apoyo al reconocimiento de la Iglesia Pastafari

Como parte de nuestro nuevo intento de reconocimiento como religión estamos intentando recopilar textos especialmente de tipo filosófico y teológico con los que apoyar nuestra solicitud.

El siguiente texto se lo tenemos que agradecer al profesor Jesús Zamora, catedrático de filosofía y ex vicerrector de la UNED.

En relación a la solicitud de inscripción de la Iglesia Pastafari en el Registro de Entidades Religiosas, y en mi calidad de catedrático de lógica y filosofía de la ciencia, presento a quien corresponda las siguientes consideraciones.

Primero. Las religiones constituyen sistemas de creencias y de prácticas rituales que persiguen fundamentalmente dos fines: en primer lugar, otorgar sentido a la experiencia del mundo que poseen sus fieles, y en segundo lugar ofrecerles una guía moral en su vida cotidiana y en especial en las situaciones más significadas. A menudo se ha identificado la religión como algo inevitablemente asociado a prácticas tradicionales, pero obviamente esto no puede ser un requisito necesario, porque todo conjunto de prácticas han debido comenzar alguna vez (nadie era musulmán, por ejemplo, el año 600 DC, aunque un siglo después esa religión contaba con cientos de miles de seguidores repartidos por un amplísimo territorio). La proliferación de nuevas confesiones religiosas a lo largo de los dos últimos siglos (mormones, testigos de jehová, hare krishna, cienciología, etc.) confirma también que la invención de sistemas de creencias y de rituales no es sólo cosa del pasado lejano. La libertad religiosa debe incluir, pues, necesariamente, la libertad de crear y proponer nuevos sistemas, nuevas religiones, invención que siempre ha ido acompañada de altas dosis de imaginación y creatividad literaria.

Segundo. Por otra parte, la misma proliferación de sistemas de creencias religiosas inconsistentes entre sí, y conteniendo afirmaciones internamente contradictorias (recordemos el credo quia absurdum de Tertuliano), y sobre todo en claro conflicto con las verdades de la ciencia y de la razón, implica que el legislador no puede usar como criterio para aprobar o dejar de aprobar la inscripción legal de una confesión religiosa la racionalidad interna de los dogmas o tesis de dicha religión. Si fuera por eso, ninguna religión podría gozar de reconocimiento oficial.

Tercero. La libertad religiosa incluye, como se sabe, la libertad de no profesar ninguna religión, del mismo modo que la libertad de conciencia y de expresión implican el derecho a manifestar las propias ideas de la manera que uno considere más conveniente, siempre que ello no subvierta los derechos de los demás. En particular, quienes no creen en las religiones tradicionales a causa de su manifiesta irracionalidad y de la constatación de los múltiples efectos indeseables que esas religiones han tenido a lo largo de la historia, deben gozar del derecho a hacer públicas estas ideas, al menos con la misma libertad con la que los fieles de esas religiones pueden hacer públicas las suyas. La creación y difusión pública de una nueva entidad religiosa que sirva para poner de manifiesto la creencia de que las religiones son absurdas y perjudiciales debe disfrutar, por lo tanto, del mismo derecho que las demás, teniendo en cuenta, adicionalmente, el hecho de que la mayoría de estas religiones tradicionales (o no tan tradicionales) afirman como uno de sus fines expresos el de “evangelizar”, o propagarse universalmente entre toda la humanidad. Violaría el principio de igualdad de oportunidades el que las religiones tradicionales (o no tanto) puedan acogerse a los privilegios asociados a la inscripción en el Registro de Entidades Religiosas, y que en cambio, una religión cuya finalidad es expresar valores y creencias distintos a los de esas otras religiones (y, por demás, valores y creencias más coherentes con la visión científica del mundo y con los principios democráticos) no pudiese hacerlo.

Cuarto. En concreto, la Iglesia Pastafari, a pesar de la apariencia burlesca de sus manifestaciones, incluye un sistema de creencias morales que, como se acaba de indicar, es coherente con los principios de libertad, solidaridad y racionalidad que inspiran las legislaciones democráticas y que se basan en las ideas de la Ilustración. Estas creencias están resumidas en los llamados “Diez Condimentos”, que son, en resumen, lo que cualquier persona razonable de nuestras sociedades democráticas desearía que fuese el modo de conducta que se derivase de una religión que quisiera respetar en serio los derechos humanos. El ropaje sarcástico con el que se presentan públicamente las creencias de la Iglesia Pastafari no es más que una estrategia retórica particular (la ironía), tan legítima como pueden serlo las habituales en otras confesiones religiosas (la apariencia de solemnidad, profundidad y trascendencia).

Quinto y último. Es obvio que los miembros de la Iglesia Pastafari ni creen en la verdad literal de las leyendas con que acompañan su mensaje, ni esperan que nadie más crea en ella. También es obvio que la mayoría de las leyendas asociadas a las otras religiones no pueden ser verdaderas (por lo dicho en el punto segundo). Exigir como requisito para obtener el reconocimiento legal de una confesión religiosa no sólo el que la mayoría de las tesis fácticas de esa religión sean falsas, sino que sus miembros crean a pies juntillas esas falsedades, es decir, lanzar el mensaje de que una confesión sólo puede inscribirse en el Registro de Entidades Religiosas “si sus miembros dicen cosas absurdas y encima se las creen”, supondría por parte del legislador una falta de respeto a la dignidad de las personas.

Fdo. Jesús Pedro Zamora Bonilla
Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia

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8 respuestas a Textos de apoyo al reconocimiento de la Iglesia Pastafari

  1. camposjsergio dijo:

    Si necesitáis una persona física que apoye vuestra implementación como religión, contad con mi voto.

    Me llamo Sergio Campos, soy español y sigo el pastafarismo como única religión cuyo código ético es moralmente posible realizable y aconsejable en este mundo donde el creacionismo se imparte en las aulas.

  2. Me parece que el quinto punto echa por tierra con todo lo que se pretende. El «creer» en la fe que se pretende registrar como religión es un requisito fundamental para que sea aceptado. Obviamente lo que dice el punto quinto es cierto: en otras religiones tampoco es posible creerse todo lo que dicen. Pero nadie lo admite abiertamente y ahí está el punto.

    Si te dicen «pero esto del pastafarismo es una broma, no puedes creer en ello», lo que hay que contestar es: «tu no eres quien para criticar lo que yo creo o no creo, a demás recuerda que en España es ilegal reirse de una religión, así que… que no te vuelva a escuchar decir eso, y que Monesvol te perdone».

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  6. Pancho dijo:

    una confesión sólo puede inscribirse en el Registro de Entidades Religiosas “si sus miembros dicen cosas absurdas y encima se las creen”
    Es genial. Simplemente genial.

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